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Tradición y modernidad en vitivinicultura de La Gomera

Me gustaría acercarte a conocer la historia vitivinícola de La Gomera, donde conviven tradiciones antiguas junto a técnicas actuales que hacen posible  alcanzar una gran calidad en los vinos obtenidos, conservando la esencia de unas variedades de viña ancestrales únicas en el mundo.

El archipiélago Canario ocupa una posición estratégica entre los continentes europeo, africano y americano, con la incidencia de los vientos alisios favorables a la navegación. Han sido las islas, lugar estratégico para exploradores, expedicionarios y conquistadores en su búsqueda de conocimiento, riqueza y de nuevos mundos. Tal es el caso de la estancia de  Cristóbal Colón, que en su paso por La Gomera arribó a sus costas para reparar una de sus carabelas con las que se dirigía a América.

Estas condiciones facilitaron la introducción de la vid en las islas casi desde el mismo momento en que ocurrió la conquista a comienzos del siglo XV, su cultivo que se convirtió en una tradición muy importante en La Gomera, conocida también como la isla Colombina.

Los europeos en sus viajes, y más los conquistadores, llevaban viñas a bordo de sus navíos, además de alimento es una bebida socializadora y de celebración, fundamental para la liturgia católica. Los conquistadores eran de religión católica, creencia esta que se instauró en el archipiélago a través de la aculturación indígena.

En las islas se cultivan variedades de viña procedentes de toda Europa, que se adaptan perfectamente a las condiciones, a veces difíciles, en cuanto a orografía con inclinadas pendientes, suelos volcánicos, muchas horas de sol, influencia marina, etc.

Estas condiciones van confiriendo a las variedades un carácter único, obteniéndose unos vinos distintos de impronta mineral. En Europa, la mayoría de estas variedades han desaparecido debido a la entrada de la filoxera (Phylloxera vastatrix), un pequeño insecto que arrasó los viñedos de todo el mundo en el siglo XIX, en Canarias esa plaga no ha afectado, por tanto, se puede decir que Canarias es el Museo de la vid de Europa. Existen cepas muy antiguas de variedades únicas en el mundo.

La Gomera tiene una variedad genéticamente única, que es la Forastera Blanca, más conocida entre los isleños como “Forastera Gomera”, se trata de una variedad de uva blanca, cultivada en bancales o terrazas con pronunciadas pendientes, que conforman un bello paisaje en la isla y que contribuyen a frenar la erosión.

Prueba de que esta tradición viene de antiguo es que entre los siglos XVII  y XVIII, se tallan en la roca lagares comunales en algunas localidades de la isla, como Alojera, Arguamul y Taguluche del municipio de Valle Gran Rey, ya que era muy difícil que una familia dispusiera de lagar propio, todavía hoy se pueden visitar, unos en mejor estado de conservación que otros. Más tarde se construyen lagares de viga, comunales, las familias más pudientes tenían el propio.

Es un cultivo profundamente arraigado en la isla. La vendimia tradicional en que participan toda la familia, vecinos y amigos se mantiene. La diferencia con antaño es que las bodegas, hoy profesionalizadas y tecnificadas, controlan fechas de vendimia según la madurez de la uva, su estado sanitario, temperatura, variedad, etc.

La vendimia se prepara con antelación, es algo esperado y aunque es un trabajo muy duro, se vive con ilusión y alegría, es una fiesta familiar, se hace comida, se amasa pan, no falta el gofio, queso, almogrote, vino y demás para afrontar el día que viene por delante, hasta encerrar el mosto en los depósitos.

Aclarando el día se empieza a cortar y se va poniendo cuidadosamente en recipientes adecuados para su transporte hasta la bodega, evitando el aplastamiento y consecuente rotura de la piel y que su jugo comience a fermentar. Antiguamente se usaban para el transporte unos cestos, ya de por sí pesados, de caña y mimbre.

Es una fiesta, niños y niñas corretean por los bancales o terrazas, hacen los recados y en definitiva van aprendiendo el oficio. El trabajo, como antiguamente, sigue siendo de forma manual, se cortan los racimos a mano y  se sacan las cajas a lomo, la orografía insular impide la mecanización. Viticultura, la de La Gomera, calificada como “heroica” por CERVIM (Centro de Investigación, Estudios, Salvaguardia, Coordinación y Valorización de la Viticultura de Montaña).

El día no ha terminado, se seleccionan los racimos para vender a la bodega, y con el resto hacen su propio vino tradicional, nada despreciable. Muchas familias tienen su propio lagar de prensa de usillo y cesto de madera, y producen vino para su propio consumo.

Así que, una vez entregada la cosecha a la bodega profesional, se regresa a la finca para terminar de cortar y se obtendrá el “Vino de la Casa” Se entra la uva al lagar, se prensa y se pisa, actividad en la que también participan los más pequeños de la casa. El mosto resultante se introduce en depósitos de acero inoxidable o barricas hoy día de roble mayoritariamente, antiguamente de madera de castaño y se deja fermentar hasta obtener el vino meses después. En el mes de noviembre, por la festividad de San Andrés, se abren las bodegas y se cata el vino. Hasta hace relativamente poco, no se dejaba entrar a las bodegas a las mujeres, pues existía la creencia que el vino se “Picaba” o avinagraba, y toda esta superstición respondía a preservar un espacio privado de confidencialidad entre hombres.

Actualmente, el sector se ha profesionalizado, obteniéndose unos vinos  de excelente calidad, embotellados bajo la DOP Vinos de La Gomera, con un total de 22 bodegas inscritas y con 16 de estas que embotellan y que comercializan bajo diferentes marcas sus vinos, con la forastera Gomera como protagonista, expresada en vinos secos, semisecos, y también con pase por madera. Se producen y embotellan además, vinos tintos y rosados de excelente calidad también, y con variedades autóctonas de las islas mayoritariamente. La superficie cultivada asciende a 125 hectáreas, aunque llegaron a ser 800 hectáreas.

Dispone La Gomera de una red de senderos extensa y variada. Es posible hacer una excursión por el Parque Nacional del Garajonay y luego visitar viñedos de la zona que precede al Parque, y también bodegas en los diferentes municipios, y así poder conocer más acerca de los vinos y contribuir con su consumo a la economía circular, mantenimiento del paisaje y ralentización de la erosión. Muchos de los vinos se pueden adquirir en el propio Consejo Regulador de la DOP Vinos de La Gomera, supermercados y restaurantes.

Un lagar de viga se puede ver expuesto en los jardines del Centro de Visitantes de Juego de Bolas, ubicado en Las Rosas, municipio de Agulo, otro en La Laguna Grande, y hay algunos más de propiedad privada en hoteles y casas particulares.

 

Monserrat Pérez Ramos

Ingeniera Técnica Agricola y

Guia de Turismo de Canarias nr 4076

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