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El Parque Rural de Teno

Teno es un espacio pequeño pero espectacularmente variado.

En este articulo descubrirá uno de los rincones mas bonito de Tenerife para que tu vacaciones sean inolvidables.

El Parque Rural de Teno se encuentra situado en la esquina noroeste de la isla de Tenerife. Es espacio protegido desde 1987 y declarado Parque Rural en 1994, con la finalidad de conservar, proteger y restaurar sus procesos naturales, culturales y su biodiversidad de extraordinaria belleza.

Su importancia incluso es reconocida a nivel europeo, formando parte de la Red Natura 2000.

Tiene una superficie de unas 8000 hectáreas, es decir, que si tuviera una forma regular, ocuparía tan solo un cuadrado de aproximadamente 9 x 9 kilómetros. Esto puede parecer un espacio bastante pequeño, pero contiene tanta variedad de paisajes y rincones escondidos que es bastante improbable que alguien pueda acabar de conocerlo.

Los motivos que hacen que un espacio tan limitado pueda contener tanta diversidad son su antigüedad, su verticalidad y sus microclimas: el punto más alto del parque se sitúa a más de 1300 metros sobre el nivel del mar y existen notables diferencias entre las características de humedad e insolación según nos encontremos en las laderas norte y sur, cerca de la costa o de la cumbre.

Una visita a Teno nos permite disfrutar de gigantescos acantilados y suaves valles agrícolas, abruptos barrancos tallados por el tiempo y jóvenes conos volcánicos.

Las personas que viven en este parque rural, además, conservan una herencia cultural centenaria que se refleja en su arquitectura, sus productos agrícolas y artesanos locales y algunas fiestas y celebraciones de carácter único.

Para conseguir un desarrollo armonioso de todo este conjunto, es necesario que el parque rural siga una ordenación territorial cuidadosa, con zonas diferenciadas donde, según la fragilidad de sus valores ecológicos, se pueden desarrollar o no ciertas actividades tradicionales o turísticas. Todo ello con el fin de seguir conservando este tesoro para las generaciones futuras.

Te invitamos a profundizar un poco más en todo este legado a través del siguiente articulo.

Teno, junto con el macizo de Anaga y de Adeje, son los tres territorios más antiguos de Tenerife. Desde el lecho marino, amontonando sucesivas capas de materiales volcánicos, consiguió asomar sobre las olas hace siete millones de años y siguió creciendo durante unos dos millones de años más, hasta elevarse como un macizo mucho más alto y ancho de lo que es en la actualidad.

Teno acumula millones de años de historia geológica.

La mayoría de estos materiales salieron de forma tranquila a través de largas fisuras, aunque también tuvieron lugar episodios de carácter explosivo, cuyos restos podemos ver en algunas capas de materiales fragmentados, como piroclastos y escorias, intercaladas entre coladas más compactas. Incluso, en Teno también ocurrieron colosales deslizamientos de inestables laderas hacia el mar, aunque al ser muy lejanos en el tiempo, no resultan tan fácilmente identificables en el paisaje como lo son otros más recientes que formaron los valles de La Orotava o de Güímar.

Luego, durante los últimos 5 millones de años, apenas han sucedido unas pocas erupciones, como las de los conos de Teno Alto, la Montañeta de El Palmar o el volcán de Las Portelas. Las coladas emitidas por algunos de estos volcanes llegaron a alcanzar el mar, creando nuevas llanuras costeras, o islas bajas, que hicieron crecer la isla.

Pero mayoritariamente este tiempo de descanso constructivo ha hecho que el mar, las intensas lluvias de épocas pasadas y la fuerza de la gravedad realizaran su paciente trabajo de escultura, originando el relieve actual, donde podemos encontrar profundos barrancos y secciones de costa con acantilados de varios centenares de metros de altura.

La erosión ha descarnado el terreno, dejándonos ver el esqueleto interior del macizo de Teno. Los diques y roques que salpican el paisaje actual son las grietas y chimeneas por las que ascendió el magma, rellenadas por los últimos materiales que no llegaron a verter hacia el exterior. Estos materiales se enfriaron más lentamente en el interior de la tierra que los que los rodeaban, alcanzando gran dureza. Por eso, la erosión tarda más en desmantelarlos y hoy sobresalen sobre el terreno circundante: diques en forma de largos muros y los roques como altos torreones.

La erosión ha tallado tan hondo en algunos casos que, en ciertos lechos de barrancos, como el de Masca, podemos tocar materiales volcánicos que en su momento se enfriaron bajo el mar.

La historia geológica de Teno es compleja y diversa, con millones de años de capítulos, y que aún no ha llegado a su fin. El proceso de construcción y, sobre todo, de desmantelamiento, continuará.

Diferentes condiciones para la vida permiten que Teno albergue una asombrosa biodiversidad.

Desde la costa hasta la cumbre más alta del parque rural hay 1354 metros de diferencia. Esto supone que se sucedan en una corta distancia variadas condiciones de temperatura, insolación y humedad, lo que conlleva la existencia de distintos ecosistemas.

El mar que baña las costas de Teno ha sido reconocido a nivel europeo con la doble figura de Zona de Especial Conservación Franja Marina de Teno – Rasca y Zona de Especial Protección para las Aves Espacio marino de La Gomera – Teno, lo que nos indica el valor de la biodiversidad que alberga.

Ya en tierra pero cerca de la orilla, en terrenos con muchas horas de sol y escasas lluvias, encontramos plantas de pequeño porte, capaces de resistir la salinidad como la lechuga de mar (Astydamia latifolia), el tomillo marino (Frankenia ericifolia), o la siempreviva (Limonium pectinatum).

Según vamos ganando altura, encontramos el tabaibal – cardonal, formado principalmente por la tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera), la tabaiba amarga (Euphorbia regis jubae) y el cardón (Euphorbia canariensis), cuyo porte en forma de candelabro puede superar los 3 metros. Están acompañados por otras plantas como la tolda (Euphorbia aphylla) y la tabaiba mejorera (Euphorbia atropurpurea).

Los acantilados costeros albergan plantas adaptadas a vivir en condiciones de suelo escaso, como varios tipos de verodes (Aeonium spp.), tajinastes (Echium spp.) o siemprevivas (Limonium spp.). Son también el refugio de especies de animales muy escasos como el guincho o águila pescadora (Pandion haliaetus) y el lagarto moteado (Gallotia intermedia). Este lagarto, de mayor tamaño que el frecuente tizón, fue descubierto hace pocas décadas y se encuentra en peligro de extinción.

A partir de aproximadamente los 300 metros de altitud, las condiciones de temperatura y humedad se hacen más amables. Es la franja con el clima en el que las personas generalmente preferimos vivir. Por eso, los bosques termófilos que ocupan esta zona son de los ecosistemas más castigados en las islas. En Teno se conservan distintos enclaves con palmeras (Phoenix canariensis), bosquetes de sabinas (Juniperus turbinata ssp. canariensis), retamas blancas (Retama rhodorhizoides) y algunos dragos aislados (Dracaena draco), acompañados de otras especies de menor porte.

Donde llega la influencia directa del Alisio, el benefactor viento húmedo proveniente del noreste, puede sobrevivir una de las joyas más valiosas de Teno: la laurisilva. Aproximadamente entre los 600 y los 1000 metros, las nubes depositan su valioso cargamento de gotitas, permitiendo que aquí sobreviva un bosque que habitó amplias zonas de la cuenca mediterránea hasta hace 20 millones de años pero que no pudo sobrevivir a la última glaciación, encontrando su último bastión en algunas islas del Atlántico.

Teno cuenta con una de las mejores muestras de este bosque, en el denominado Monte del Agua y Los Pasos. La laurisilva está compuesta por unos veinte tipos de árboles de hoja perenne, como el laurel (Laurus novocanariensis), el viñátigo (Persea indica) o el barbuzano (Apollonias barbujana), más un conjunto de arbustos, hierbas, helechos, hongos, líquenes y enredaderas. Entre las ramas, con suerte podremos vislumbrar unos tesoros que arrullan: las palomas rabiche (Columba bolli) y turqué (Columba junoniae).

La laurisilva es un bosque delicado, que requiere unas condiciones muy específicas de humedad y temperaturas moderadas y estables para sobrevivir. De las especies que lo forman, solo las más resistentes como las fayas (Morella faya), los brezos (Erica arborea) o los acebiños (Ilex canariensis) pueden subsistir algo más arriba, ocupando crestas ventosas y formando el ecosistema denominado fayal – brezal, dando paso gradualmente a los pinares que solamente ocupan, de manera natural, los enclaves más altos del parque rural.

El récord de diversidad lo ostentan los invertebrados: en el parque se han contabilizado, de momento, nada menos que 836 especies, número que sigue aumentando cada año. De ellas, 255 son endemismos que solo viven en Canarias y 30 son exclusivas de Teno.

Los escasos recursos y el aislamiento conformaron la dura historia de Teno.

Antes de la llegada a la isla de personas desde el continente europeo (principalmente de la península ibérica), ya se asentaba en Teno una población aborigen proveniente del norte de África. Existen abundantes vestigios de su cultura: refugios, enterramientos, concheros, grabados rupestres, pero sobre todo, innumerables topónimos antiguos de origen bereber.

Tras la conquista, Teno continuó siendo un territorio de difícil comunicación. Aquí, la gente tenía que sobrevivir con los medios disponibles en estas tierras. Aunque existía cierto intercambio de mercancías, básicamente había que usar lo que se tenía a mano. Esto supuso que, hasta épocas muy recientes, se utilizara la roca volcánica y la madera local como material de construcción.

Como en otras zonas abruptas del archipiélago, hubo que convertir las empinadas laderas en sucesiones escalonadas de pequeños bancales llanos, aptos para el cultivo, y esperar las escasas lluvias para obtener las cosechas justas que permitieran vivir. Otras zonas se destinaron a pastos, para el alimento de una cabaña sobre todo de cabras y ovejas, con un sistema de trashumancia de corto recorrido entre la costa en invierno y la cumbre en verano, para aprovechar mejor la hierba en cada época del año.

Tradicionalmente, las casas se alineaban sobre las zonas de riscos, porque era impensable ubicar una vivienda en un llano que pudiera ser cultivable, por pequeño que fuera. Las eras de piedra para trillar los cereales, los lagares de vino, los hornos de teja, las ermitas y caminos empedrados que salpican este paisaje de roques y barrancos, terminan de conformar el paisaje del parque rural.

No se puede entender Teno sin la presencia humana, sin los modos de vida de una comunidad adaptada a la dureza del territorio y de un sistema económico que, hasta hace pocas décadas otorgaba a la mayor parte de la población el papel de trabajadores de las tierras de otros, a cambio de la mitad de la cosecha, mediante un sistema aparcero denominado medianería.

Aún así, la dura vida dejaba algo de tiempo para celebraciones, representaciones teatrales, danzas y géneros folclóricos propios, así como el arte útil en el trabajo de la cestería y la madera, que también suman patrimonio etnográfico al parque rural.

El parque rural de Teno tiene mucho que ofrecerte.

A lo largo de estos párrafos, te hemos presentado brevemente la enorme diversidad natural y cultural que el parque rural posee. Diferentes formaciones volcánicas, barrancos erosionados y colosales acantilados, conos volcánicos y fértiles valles, ecosistemas radicalmente diferentes entre la costa y la cumbre, pequeños caseríos y lugares donde comprender la vida del pasado cercano y la etnografía local…

Teno te ofrece también el escenario para realizar actividades diversas, desde cómodos paseos hasta retos deportivos, observar especies marinas, alojarte en pequeñas casas tradicionales y charlar bajo los laureles de las plazas de sus pueblos.

Probar sus productos locales no solo te permitirá descubrir sabores nuevos, sino que contribuirás al mantenimiento de este paisaje. Con la leche de las cabras, que aún tienen épocas de suelta cuando abunda el pasto, se produce tanto queso fresco como ahumado, de renombrada calidad. La miel de flores de las medianías, el azafrán canario, las cebollas de Masca y Los Carrizales, el vino del Valle de El Palmar y variedades antiguas de papas de exquisito sabor, complementan una sabrosa oferta.

Todavía es posible encontrar labores artesanas que antaño fueron muy útiles para la vida cotidiana y hoy se cotizan como elementos decorativos de gran valor etnográfico: la cestería de paja y de madera en El Palmar y Teno Alto, y la de palma y junco en Masca.

Si tienes la suerte de coincidir con alguna fiesta local, no te pierdas sus bailes de cintas y sus géneros folclóricos propios, como el tanganillo o tajaraste de Teno, la polka o el joropo. El baile de las Libreas de El Palmar es una representación popular única que se celebra en septiembre. Durante los carnavales y el verano coinciden actividades festivas en casi todos sus pueblos.

Con la esperanza de que te haya gustado este nuevo artículo del blog te invito a llamarnos para que te asesoremos sobre las posibles visitas o experiencia que se pueden realizar en este enclave tan maravilloso de Tenerife.

Quédate atento a los siguientes artículos sobre el caserío de Masca y el barranco de Masca.

Un saludo y hasta pronto desde vuestro guía oficial del Gobierno de Canarias nr. 3.900.

Basso Lanzone

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